La intervención norteamericana y el surgimiento del fascismo

Intervención norteamericana: la guerra submarina declarada por Alemania

había ocasionado el hundimiento de numerosos buques. Los EE.UU. protestaron y declararon la guerra a los imperios centrales. Norteamérica era una gran potencia económica pero carecía de ejércitos y de marina de guerra. Pero antes de un año cerca de cinco millones de soldados al mando del Gral. Pershing provistos de un formidable equipo de armas. Su intervención provocó el vuelco de la guerra.

Desmoronamiento final: la ofensiva del 18 había consumido las últimas reservas de los imperios centrales

ante la llegada de las tropas americanas, Alemania inició la retirada de todos los frentes. Austria se hallaba en peor situación: había muerto el viejo emperador Francisco José y sucesor Carlos Primero, no ocultaba sus deseos de retirarse de la lucha. Los italianos, pensando en vengar Caporetto, iniciaron una violenta ofensiva con el apoyo de los americanos y obtuvieron el triunfo de Vittorio Veneto que obligó a Austria a capitular. Bulgaria y Turquía también solicitaron la paz. En Alemania estallaron disturbios que obligaron al Kaiser Guillermo Segundo a huir del país y refugiarse en Holanda. El Estado Mayor alemán solicitó la paz y tras la firma de la rendición a bordo de un tren en el bosque de Compiègne cesó el fuego. La guerra había durado cuatro años y medio dejando ocho millones de muertos y dos millones de heridos, arruinando no solo a los vencidos sino también a los triunfadores.

El mundo nacionalista: Italia, fascismo y descontento

Italia había sufrido casi un millón de bajas, sus aliados no reconocieron sus reclamaciones como Fiume en Dalmacia ni dándole colonias alemanas y turcas. Por ello, los tratados de paz desilusionaron al pueblo italiano. Este descontento, unido a la miseria ocasionada por la desocupación, crearon un intenso malestar social con huelgas y un gran avance de las ideas marxistas. En esos momentos surgió un movimiento nacionalista que prometió el orden y resucitar las antiguas glorias del Imperio Romano.

Benito Mussolini

Modesta familia de campesinos, Mussolini militando en el Partido Socialista, del cual el periódico Avanti llegó a ser director. Cuando estalló la guerra realizó propaganda a favor de la intervención italiana. Ello le valió la expulsión del partido. Enviado al frente, regresó herido y con las ideas muy cambiadas. Se convirtió en enemigo tanto del capitalismo como del comunismo, obsesionado por el mantenimiento del orden, fundó el Partido Fascista. Se basaba en la teoría del estado totalitario al que tiene que estar sometido, propiciando la dictadura estatal, ejercida por la burguesía agrupada en las corporaciones. En Rusia, la raza. Como emblema del partido se adoptaron los fascios romanos, las hachas rodeadas de varas. La oratoria de Mussolini electriza a las muchedumbres, en todas partes se generalizaron las peleas entre fascistas y sus opositores, tildados de comunistas. En octubre de 1922, Mussolini al frente de sus camisas negras llevó a cabo su marcha sobre Roma y se adueñó de todos los edificios públicos, antes la pasividad o la colaboración de la policía. El rey Víctor Manuel III le entregó el gobierno.

El fascismo en acción

Proclamado conductor, disolvió todos los partidos fuera del fascismo y estableció una verdadera dictadura. El rey solo conservó una autoridad nominal, el verdadero poder residía en el jefe de gobierno, asesorado por el Gran Consejo Fascista. Una cámara de corporaciones o representantes de los diversos grupos sociales preparaba las leyes. La policía política organizó una sistemática persecución a los opositores, obteniendo el sometimiento general, dedicó sus esfuerzos al progreso técnico y económico. Las industrias pesadas tuvieron buen desarrollo. La agricultura se modernizó y se desecaron pantanos. Obras públicas, autopistas y ferrocarriles iniciaron. La cultura recibió un gran desarrollo: la educación física y científica de la juventud.

EE.UU.: prosperidad y aislamiento

En los EE.UU., la guerra fue seguida por un gran crecimiento económico y el país entró en la sociedad de consumo, se caracterizó por el desarrollo industrial, concentración empresarial, etc. El avance tecnológico por la guerra permitió: la radio, el automóvil y el avión. El parque automotor creció. Los sectores más dinámicos fueron la siderurgia, el equipamiento eléctrico, la construcción y las industrias químicas. La agricultura atravesó una crisis muy grave. Los granjeros que se habían endeudado durante la guerra para incrementar la producción quebraron y abandonaron los campos. La gran industria estaba monopolizada por compañías. Los integrantes de un sector de la sociedad norteamericana presionaban por una campaña que destacara el carácter virtuoso de Norteamérica, impulsaban restricciones a la inmigración, la prohibición del consumo de bebidas alcohólicas y estaban en contra de la igualdad racial. Las leyes de inmigración redujeron la llegada de extranjeros y trataron de facilitar la del norte europeo. Los europeos del sur veían esa posibilidad cada vez más restringida. La sociedad norteamericana se combinó con la persecución del movimiento obrero. La hostilidad recayó sobre los italianos. Uno de los resultados fue la ejecución de los anarquistas italianos Sacco y Vanzetti. La prohibición de la venta de alcohol se extendió. Los partidarios de la ley seca pertenecían a sectores rurales protestantes y los que se oponían a la prohibición eran católicos. La tradición puritana de los norteamericanos determinó que florecieran las sectas protestantes más intransigentes. Recomendaban la aplicación textual de los preceptos contenidos en la Biblia. Darwin y su enseñanza fueron prohibidos. Las bandas de gángsters se ocupaban del tráfico de alcohol. El Ku Klux Klan era una organización racista que reapareció y se extendió por el sur y el oeste del país para dar rienda suelta a su violencia contra los negros, italianos y judíos. Los marginados de la expansión económica fueron el blanco del racismo.

Crisis y depresión

El gran crecimiento económico derivó en que las empresas obtuvieran enormes ganancias. Esto desató una ola de especulación financiera en Nueva York. El valor de esas acciones cayó rápidamente y la Bolsa de Nueva York se derrumbó. En los días siguientes, el fenómeno se reprodujo y se extendió a todos los sectores de la economía norteamericana y afectó a otros países. Muchas empresas entraron en bancarrota, disminuyeron sus actividades, suspendieron los pagos y despidieron al personal. La desocupación empujó a millones de personas a la miseria, el nivel de consumo disminuyó. Los EE.UU. eran el centro de la economía mundial y las consecuencias se hicieron sentir en todos los países capitalistas. El derrumbe de los precios, la caída de la producción, la quiebra de las empresas, la desocupación y la reducción del consumo se repitieron en cada país. Para afrontar la crisis, los EE.UU. restringieron los créditos a Europa y eso paralizó la economía europea. La crisis golpeó a los países que exportaban materias primas y sus precios descendieron. La gran depresión se extendió por todo el mundo en forma de destrucción y sufrimiento. Las fábricas abandonadas, los puertos y estaciones sin operaciones, interminables colas de trabajadores en las oficinas de colocación. Las marchas del hambre se repetían en Francia e Inglaterra. Miles de desocupados se amparaban en las instituciones de ayuda en busca de un plato de sopa. El número de desocupados aumentó masivamente. Esta situación obligó a los países capitalistas a intervenir en las cuestiones económicas a través de mecanismos de control y planificación, abandonando el liberalismo. Buscaban restablecer el nivel de consumo y estimular la producción. El presidente de los EE.UU., Franklin, realizó obras públicas para reducir el desempleo, además reorganizó atraer capitales y un vasto programa de asistencia social. Estas medidas, imitadas en otros países, permitieron superar la crisis.

Hitler en el poder

Apoyado por magnates industriales, por sectores de clase media y por muchos desocupados, Hitler fue nombrado canciller. Se desató una ola de terror contra los sindicatos, los judíos, los liberales, los socialistas y comunistas. Una enorme pila de libros fue quemada porque esos libros subvertían el pensamiento alemán. Tras la muerte de Hindenburg, Hitler asumió la totalidad del poder en calidad de Führer, que era el conductor, la propaganda nazi lo presentaba como una guía infalible, a la que todo alemán debía una obediencia absoluta. El Führer estaba asistido por el Partido Nazi, cuyo jefe supremo era Rudolf Hess. Existían muchas agrupaciones y bajo el liderazgo de Hitler como las juventudes hitlerianas y las asociaciones de estudiantes nacionalistas, mujeres, abogados, docentes, etc. La idea de los nazis prometía a los alemanes un futuro de revancha frente a las humillaciones de Versalles, exaltaba el nacionalismo y la llamada pureza de la raza. Los problemas eran adjudicados a los liberales, judíos, comunistas. Esta idea glorificaba la violencia. Goebbels controlaba todos los medios de comunicación. Muchos intelectuales perseguidos y buscados optaron por esconderse. Los uniformes, insignias, el brazo en alto, las banderas, la cruz en círculo blanco de fondo rojo y los himnos eran una gigantesca puesta en escena destinada a exaltar el patriotismo y la grandeza guerrera de los alemanes. La S.S. controlaba todo el sistema policial a las órdenes de Himmler, de quien dependía la terrible policía secreta, la Gestapo. Los judíos eran responsabilizados por la propaganda oficial de ser los causantes de los males de Alemania. Les quitaron la ciudadanía alemana, el ejercicio de muchas profesiones, el matrimonio. Y luego comenzó la búsqueda sistemática. Los nazis implantaron un control del estado sobre la economía con el rechazo del Tratado de Versalles que prohibía el rearme alemán. El Tercer Reich se preparaba para la guerra. Hitler desarrolló una política militarista con el apoyo de las grandes empresas, que aportaron capitales para orientar la economía hacia la industria pesada de armamentos. Además, esta política permitió que Hitler superara la inflación, recuperara el valor de la moneda y redujera la desocupación hasta eliminarla por completo. Suspendió todas las transferencias de capital hacia el exterior debido a deudas externas y así terminó con el problema de las reparaciones de guerra. La vida fue militarizada y puesta al servicio del estado, desaparecieron las libertades políticas, culturales y sindicales. El movimiento obrero y los partidos socialistas y comunistas habían sido aniquilados. Hitler formó con Mussolini el Eje Roma-Berlín, vinculó económicamente a los dos países. La propaganda nazi decía la teoría de la superioridad racial de los arios y presentaba a los alemanes como sus representantes. Proclamaba para la nación germana un supuesto derecho a espacio vital que revelaba su intención expansionista.

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