El Ámbito Político y el Poder en las Sociedades Modernas

El Ámbito Político

Nuestra forma de convivir ha cambiado mucho a lo largo de la historia, pero la estructura básica de nuestras sociedades se ha mantenido estable. En el momento en el que un grupo humano adquiere cierta complejidad, se hacen evidentes los intereses contrapuestos de sus individuos. Esto hace necesaria la coordinación del grupo social y, con esto, la aparición del poder político.

Las sociedades están compuestas por individuos diferentes, con distintas formas de pensar y distintos intereses. Para que sea posible la convivencia social, es necesario un cierto grado de cohesión y que los intereses no sean totalmente contrarios. A lo largo de la historia, han existido sociedades muy homogéneas en las que los individuos compartían una misma religión, costumbres y valores, sin prácticamente diferencias entre ellos. Pero en las sociedades complejas, en las que vive un gran número de individuos, las diferencias se multiplican y la convivencia se hace más complicada.

Para resolver los problemas de convivencia y coordinar los distintos intereses de los individuos, surgieron los sistemas de normas y leyes, a la vez que ciertas instituciones con capacidad de imponer sus decisiones a toda la sociedad: un rey, un presidente, un emperador, un parlamento… Todos ellos representan instituciones políticas capaces de regular la convivencia social de muy distintas maneras.

El ámbito político es la relación que se establece entre la sociedad y las instituciones que la coordinan, entre los individuos que componen el grupo social y los que toman las decisiones que regulan su convivencia. Lo político es el ámbito global que incluye las instituciones que coordinan la sociedad (reyes, parlamentos, presidentes, tribunales, etc.) y la relación de los individuos con estas instituciones. La política es la actividad que coordina y gestiona estas instituciones, y los políticos son los individuos que llevan a cabo esta actividad.

Para algunos autores (N. Luhmann o T. Parsons), la política no se desarrolla solo ni principalmente en las instituciones formales, como el parlamento o el gobierno, sino que está presente en el conjunto de la vida social en tanto que influye en nuestra manera de convivir. En este sentido, una ONG o una asociación ciudadana también serían instituciones políticas.

Un ámbito político (unas instituciones que regulan la convivencia de unos individuos de una sociedad) con un sistema de leyes y una administración centralizada, configurado dentro de un territorio delimitado por unas fronteras, constituye un Estado. La principal característica de los Estados es la soberanía, la capacidad exclusiva de tomar decisiones sobre una sociedad determinada.

En nuestras sociedades actuales, el concepto de soberanía es complejo, pues ningún país es totalmente independiente; depende de otros para tomar decisiones y debe acatar normas internacionales. En algunas ocasiones, la soberanía nacional choca con la de otras instituciones internacionales (UE, ONU, etc.).

El Poder Político

En cualquier relación humana, aunque sutilmente, se manifiesta una relación de poder (M. Foucault), pues cuando nos relacionamos, siempre hay unos individuos que procuran imponer sus intereses sobre otros. Esto ocurre en todos los niveles de la sociedad y lo observamos tanto en partidos políticos o instituciones económicas como dentro de una familia o grupo de amigos.

Cuando hablamos del ámbito político, el poder tiene unas características específicas, pues las instituciones que se encargan de coordinar a la sociedad poseen el poder político, la capacidad de imponer sus decisiones a toda la población. La relación entre las instituciones políticas y la sociedad supone una situación de imposición o mandato en la que los que ostentan el poder obligan a los demás a acatar sus decisiones. El poder político no sugiere ni aconseja; tiene la capacidad de imponerse.

Los distintos tipos de sociedad regulan de diferente manera la forma en la que los individuos participan de la toma de decisiones y se relacionan con el poder político, el alcance que tiene este poder sobre la vida de los ciudadanos y sus propias limitaciones. En este sentido, diferenciamos sociedades democráticas, absolutistas o dictatoriales.

Características del Poder Político

  • Alcance de sus decisiones: Las decisiones adoptadas por quienes ostentan el poder político son vinculantes en grado máximo, es decir, deben ser cumplidas por todos los miembros de esa sociedad sin excepción (a no ser que esta esté debidamente recogida en las leyes). Mediante estas decisiones, el poder político tiene la capacidad de influir en la conducta de los individuos y regular sus relaciones. Todos los individuos dentro de un Estado están obligados a cumplir las normas que las instituciones imponen. En una sociedad democrática, los ciudadanos participan en la toma de decisiones, mientras que en una dictadura o monarquía absoluta se limitan a obedecerlas.
  • Intensidad coercitiva: El poder político tiene el control exclusivo de los medios de coacción (el ejército, la policía, etc.), de los que se sirve para garantizar que sus decisiones van a ser acatadas. Ningún individuo dentro de una sociedad puede imponer sus intereses a los demás por la fuerza, pero las instituciones políticas poseen esta capacidad. En toda sociedad, sea o no democrática, las instituciones que ostentan el poder político pueden obligar por la fuerza al cumplimiento de sus decisiones. En las sociedades democráticas, esta capacidad está limitada, regulada por las leyes y se observa el respeto a la dignidad y a los derechos humanos. En las dictaduras, el uso de la fuerza por parte de las instituciones políticas se realiza sin limitaciones, de forma desproporcionada, cometiendo abusos y vulnerando los derechos y libertades de los ciudadanos.
  • Limitación de su poder a la esfera pública: El poder político se ejerce sobre la esfera pública: los intereses, acciones y objetivos que se consideran comunes. El objetivo de la política es coordinar a la sociedad y hacer posible la convivencia, por lo que regula las relaciones entre las personas. Estos intereses comunes son diferentes a los intereses y actividades privadas, que afectan solo a los individuos pero no a la sociedad. El poder político debe regular necesariamente el ámbito público, pero no el privado (por ejemplo, al poder político no debe interesarle si te gusta el fútbol o si animas a un equipo, pero sí debe regular las normas sobre el comportamiento en los estadios de fútbol).

En las sociedades democráticas, el poder político está limitado y debe respetar la frontera de la privacidad de los individuos. Al respetar las libertades individuales, como la libertad de conciencia, afloran más los intereses y las diferencias individuales, lo que dificulta la convivencia. El reto de las sociedades democráticas es hacer posible el entendimiento en una sociedad compleja donde individuos con diferentes formas de pensar, diferentes opiniones políticas, distintos valores, etc., deben coordinarse para vivir en paz, evitando en la medida de lo posible los conflictos y llegando a acuerdos que hagan posible la estabilidad de la vida social. Por este motivo, los valores fundamentales que hacen posible la convivencia en las complejas sociedades actuales son el respeto y la tolerancia de las diferencias.

En sociedades totalitarias y dictatoriales, el poder político puede sobrepasar el límite de lo público y pretender regular también la vida privada de los individuos, sus creencias religiosas, sus opciones morales o su ideología política. Al controlar la conciencia de los ciudadanos, se garantiza que no se van a producir conflictos sociales y tampoco oposiciones al poder político. El dominio sobre la conciencia individual propio de dictaduras facilita el control de la ciudadanía y la estabilidad social, pero supone una renuncia a los derechos y libertades más básicos.

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